GRANOS DE SAL


























Como el café frio que ya no te tomas,
como los granos de sal que quedan en la mesa,
después que has terminado un platillo mediocre...
Como esa revista vieja que espera ser leída eternamente
en un puesto donde ya no se vende ni la lástima al más bajo precio.
Como la cama deshecha y mi vergüenza perdida entre sus sábanas.
Como tus zapatos olvidados, esos que no te llevaste ese último domingo.
Te espero cada día, ya casi sin esperarte.
Ya casi sin recordar para que te espero.
Te espero sin esperar, como un hábito indeseado.
Como un niño que sabe que Santa Claus ya no existe
y a veces añora no saberlo para seguir creyendo que vendrá.
Te espero como es en vano esperar la primavera en el otoño.
Caminando entre recuerdos, acomodo pensamientos.
Y trato de esconder la tristeza en las cortinas.
Y ya no me encuentro más a mí misma,
si no es en esas notas de la vieja canción que compartimos,
si no es en el poema que leías, o el aroma de tu casa ya vacía.
Si no es en el recuerdo de los días que cambiaron
el destino de mis pasos, los sabores en mi lengua
mi concepto del amor.
Ese amor que solo conocí por tus palabras y tu fuerza,
por tu entrega y por tu adiós.

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