Primaveras...
Las hojas han nacido otra vez como cada marzo,
ya las flores se abren a la vida, se abren al calor.
Las sonrisas se desbordan, ya llegó la
primavera… Sin embargo el viejo frío sigue postrado en mi interior.
La belleza de los días contrastando con los recuerdos agridulces de tu historia,
tantas fotos y una búsqueda constante de letras y palabras nunca dichas, nunca
escuchadas.
Sonrío, eso sí. Sonrío, porque me queda
para siempre el sabor de tus besos en mis labios. Un dolor sordo que abrazo a
cada año. Cada abril que se anuncia, cada mayo que se acerca.
Cada día caluroso aderezado con tus manos
se quedó en mis recuerdos y revive cada marzo.
Admito que me aferro a la felicidad, porque
al pensarte siento que se escapa de mis manos.
La busco en esta primavera que se empeña en
recordarme todo de ti.
La busco, porque ella aún no me ha
encontrado. La busco en las sonrisas de los niños y los extraños.
La busco en los brotes de un árbol que creí
muerto en este invierno que en contraste agoniza.
Y sigo aferrándome a los pequeños momentos
que logro llenar de amor sin conectarme a tu recuerdo.
Confusión, melancolía, una foto o una
carta, aun no lo sé bien. No comprendo todavía. Pero cada primavera llegas, me
destrozas y yo no puedo mas que abrazarte en el recuerdo y dejar que el dolor y
la nostalgia se apoderen de mis sueños, y si. Te vuelvo a amar.
En el silencio, en la vergüenza y en la
incredulidad, de saber a ciencia cierta que hace tanto que esa historia
terminó. Y primaveras siguen llegando, pero no así tu amor.
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