CON EL DOLOR
Momento tan esperado, momento caído a pedazos.
Ya se ha roto mi destino tantas veces, que ya
la piel
no me duele, mucho menos mis entrañas.
Se siente la pequeñez de un árbol cortado de
tajo.
Se siente el coraje de la pregunta sin
respuesta.
La incertidumbre esperándote sentada en la
banqueta.
Lista para tomar tu mano y caminar contigo
durante un tiempo.
Instalarse en tu casa algunos meses o años,
quizá vidas.
Un solo momento que no llega, idealizado,
crecido a través de la fantasía y la expectación.
El puente que se rompe justo bajo tus pies,
la sensación de caer profundo en aguas heladas
y por más que intentas nadar hacia la
superficie
no lo logras, y esa sensación en los pulmones
esas ganas de estallar por dentro… sin llorar.
Ese rechazo tan cuchillo, que corta la carne
Y ya no te duele. Filetea, uno a uno, los
anhelos.
La verdad aplastante y la mentira descubierta.
La ciudad de las luces y la aventura en la
puerta.
No sé qué sentir, solo sé que ya no duele.
O tal vez...solo tal vez, si duela,
y yo me haya hecho una con el dolor.
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