Consciencia temporal


Tantas noches que pasamos lejos.
Tantos besos que se me perdieron en la distancia. 
Es la agonía, es la sed de mi piel por tus labios
que derramaban esa agua, que me daba vida.

Tantos ojos que he mirado
buscando ver los tuyos reflejados,
inyectándome energía, tranquilos, calmados.
Dando paz al mismo tiempo.

Y tus manos a tantos mares de mi piel,
aún me tocan de vez en cuando.
Derritiendo la verdad de mi nostalgia
y descubriendo que me haces mucha falta,
que me quema tu ausencia
y el olor de la rutina que ha borrado tu perfume
y tu sabor en mi saliva me persigue cada día.

Hoy quisiera que al abrir mis ojos de madrugada
estuvieras en mi cama y en mi piel
Y tu mano en mis cabellos jugueteando tras la almohada
a cada caricia repitiera que ya nada nos separa.
Que este tiempo, separados, fue un segundo
y que nada impedirá en este mundo
que nuestros pies sigan sus pasos a la par.

Cada noche el frío invade mis adentros
y aún de día, en el calor de pleno julio,
en lo más intenso del verano,
me doy cuenta que necesito de tus manos
para dar calor a mi piel y corazón.

No sé si es que la fiesta se aproxima
pero siento que te extraño más de lo debido,
más de lo que puedo permitirme,
más de lo que ayer pude haber decidido.

Y extrañarte es lo peor, puesto que solo es extrañar…
No es amar, no es odiar, solamente es extrañar.
Es pensar en lo pasado y olvidar este presente
Es vivir de lo vivido y dejar pasar lo prometido,
sin tener la certeza de que regresarás…
Sin embargo es estar segura de que ya nada es igual 
ni para ti, ni para mí, ni para nadie más.




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